viernes, 29 de febrero de 2008

Mi mañana

Hoy me he levantado sintiéndome mujer, muy mujer. No te equivoques, no de esas mujeres de “somos iguales”, “queremos trabajar y ascender en nuestra carrera”, “vamos a liderar el mundo”. No, no, me he levantado sintiéndome mujer de las que lideran de verdad el mundo, de las que hacen que los que aparentemente mandan puedan sobrevivir (sobrevivir por vivir con dignidad: comer, tener ropa limpia, ir con camisas planchaditas). Ese tipo de mujer. Vamos, que hoy, al despertarme, he tenido un arranque semi-marujil que no he podido refrenar. Digamos que tampoco he querido pararlo. De hecho, no lo he intentado ni por un segundo. Así que me he dicho a mi misma: “hoy vas a ser una auténtica ama de casa”.

Me he duchado (soy un ama de casa muy limpita), me he puesto el chándal (soy un ama de casa, por lo que se ve, muy poco arreglada), y he desayunado (soy un ama de casa que necesita energía). También he leído el periódico, claro, hay vicios que no se pierden por un arrebato.

Tengo que admitirlo, soy buenísima limpiando. No es que lo diga yo, tendrías que haber visto cómo he dejado la cocina. Estaba tan reluciente, tan brillante todo, que me he planteado empezar a cocinar en el salón, para no volver a ensuciarla jamás. A ver qué piensa mi compañera de piso…

He puesto una lavadora de toallas (solo toallas). Las he colgado como si me fuera la vida en ello. Y he estado a punto de poner Radio Olé mientras tendía. En este punto ya estaba metida 100% en mi papel.

De camino al super me he planteado dejar de trabajar y buscarme a alguien que me mantenga, y poder dedicar mi tiempo a mis labores domésticas. Luego he pensado que no me compensa, que mejor sigo trabajando y gano el no tener que soportar a nadie más de lo estrictamente necesario.

He hecho la compra, y he metido en el carro cosas que sé que jamás cocinaré, pero que quedaban tan bien que no me podía contener. Cuando parecía que ya no quedaba más sitio para meter puerros, lentejas, acelgas y yogures variados, he ido a la sección “detergentes” y he cogido el suavizante más grande que he visto. Vale, también me he cargado de cervezas, porque sé que el arranque de responsabilidad no iba a durar más de unas horas, y no creo que sea capaz de comerme un puerro si no es con tres cervezas antes.

Cuando he llegado a casa me he encontrado con mi portero, Mariano, que es sin ninguna duda la persona que más veo a lo largo de la semana. Hemos estado hablando media hora, en la calle, con el solecito de frente y el carrito de la compra delante. No te pienses que mi Mariano es de esos que te hablan del tiempo y de cotilleos. No, mi Mariano es un filósofo moderno. De hecho, para mí es como un segundo padre, que me manda a casa a tomarme una aspirina cuando llego con cara de gripe, me manda a la cuando llego de guardia con cara de agotamiento, me mira con cara de preocupación cuando llego de salir y me lo encuentro barriendo, me dice que “los hombres van a lo que van, no te fíes nunca, una chica tan lista como tú…”. Hoy la conversación ha sido sobre los amores adolescentes que acaban por ser los eternos, y sobre las parejas de hecho, que, de hecho, son casi más parejas que las otras. Ya, yo tampoco lo entendí en su momento. Al cabo de un rato, me ha invitado a una cerveza, y yo le he dicho que no, que me subía a pasar la aspiradora, pero que muchas gracias y que lo dejábamos para otro día.

He subido a mi casa, he descargado mis compras. He limpiado el salón, y me he hecho la comida (en la cocina). Después de cocinar, se me han pasado las ansias de mujer. He dejado todo hecho un desastre, mucho peor de lo que estaba esta mañana.

Y encima se me ha olvidado avisar de que no iba a trabajar… de esta me echan fijo…

4 comentarios:

  1. Mmmm has probado a vivir un dia en mi vida...bueno, en mi ex.vida, cuando pensaba que limpiar era bonito y que reconfortaba ver todo ordenadico. Pero ya no...ahora soy un hombre libre, he quemado la aspiradora, paso de lavar las toallas...para que esta el papel de periodico....y lo mejor, he abandonado el trabajo y me dedico a crear esculturas de pelusas efimeras...o si, ya sabes cual va a ser tu proximo regalo de cumple y de reyes??

    ResponderEliminar
  2. No nos engañemos, a estas alturas de la vida:
    1) Hace años que no tengo regalo de reyes ni de cumple (ejem, ejem).
    2) Las pelusas NUNCA son efímeras. Una vez que aparecen ya no se van. Las pelusas no se crean ni se destruyen, solo cambian de lugar.
    unos besos

    ResponderEliminar
  3. Lo de las pelusas me tiene mal, me ha dejado pensando. Yo me identifico con stone, tal vez un poco mas acentuado, digo, nunca fui ordenado ni lipiador de ambientes, limpio si, pero sólo de mi corporalidad!
    Hay un dicho que es mi lema de vida que dice: "no hagas hoy lo que también puedas dejar de hacer mañana". En este caso voy a seguir los consejos de gin...(así era, no? con 3 puntos,ja!), es decir, si detecto una pelusa, la batalla está perdida, no la pienso barrer ni combatir, vino para quedarse conmigo.
    Ya deberíamos ir dejando de lado el mito de que el perro es el mejor amigo del hombre, el mío, mi mejor y más fiel compañero son las pelusas!

    ResponderEliminar
  4. Dios, no entraba en tu blog desde el dia q lo creaste, que manera tan tonta y buena de perder media hora XD esto de currar a medias es un lujo.
    Yo ya me he independizado (si, con 30 años ya era hora, ya lo se) y estoy encantado con mis toallas recien lavadas, mi cuarto sin una sola pelusa,(si, te aseguro que es posible) y mi baño en el que se puede comer lasaña directamente del suelo y mojar pan sin miedo a encontrar un pelo jajaja.
    Hoy he intentado llamar a Juanito, pero ya no tengo su telefono, el viernes me encontre con su hermana Julia, pero debia ir tan pedo q me dio mal el número, creo que somos vecinos, mira tu que cosas.

    En fin, volveré a visitar tu blog, aunque no se cuando.

    Besos maruja.

    ResponderEliminar

Tragos