sábado, 23 de febrero de 2008

Conversación


Viernes por la noche, ayer, para más señas.
-Estoy agotado. Creo que el cerebro se me está haciendo más pequeño –dice Jaime
-No sé dónde leí que la gente con capacidades especiales, qué se yo, para la música, para las matemáticas, esas cosas, tienen esa región del cerebro mucho más pequeña.
-¿Cómo esa región?
-Sí, hombre, la región de la música, o de los números, o lo que sea. Como que está concentrada en un punto. No sé.
-Ah… ¿Es verdad eso, Jaime?
Jaime, neurólogo, pone cara de póker (igual es más cara de cansancio postguardia que de póker, todavía lleva el pijama del hospital en la mochila). No nos explica lo del punto del cerebro más concentrado (yo no me lo termino de creer).
-De lo que me acuerdo perfectamente de la carrera –dice uno de los tres radiólogos- es de que el centro de la memoria y el del olfato están al lado en el cerebro, en… bueno, al lado. Y por eso se asocian los olores a recuerdos…
-¿Eso es verdad, Jaime? –nuestro centro de referencia para cuestiones neuronales
-Aha…, eso sí.
-Mmmm, claro, por eso hay olores que te transportan directos a la infancia –dice otra de las mentes preclaras de la noche. Estábamos sembrados.
-Sip, o como cuando te montas en el metro y de pronto huele a exnovio… no? ¿Nunca os ha pasado?

Y curiosamente, 3 horas después (y con unas cuantas cervezas más), me crucé saliendo del baño con el olor de un ex, que gracias a dios era otra persona... maldito centro de los olores y la memoria!!

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