jueves, 14 de enero de 2010
En la Residencia HUIA (lugar de fiesta y depravación... o no)
Pues aquí estoy, en mi residencia a puntito de irme a la cama (son las 21:00, hora local… he agantado más de lo que pensaba). Antes de llegar aquí me imaginaba una residencia de estudiantes en Nueva Zelanda lo más parecido a Sodoma y Gomorra: fiestas salvajes con litros de cerveza cayendo del techo, tíos super cachas sin camiseta entrando con la tabla de surf por la ventana, tías descalzas bailando como locas ritmos maoríes… lo típico.
Pues no. La residencia HUIA es más bien un edificio de 11 plantas, gris, con pasillos como de peli (¿habéis visto El Resplandor? Pues si aparece un niño con triciclo no me extrañaría), y una moqueta de lo más sospechosa. Menos mal que cuando salía del avión ayer robé unas zapatillitas de Business, que no me quito para nada.
Debe haber aproximadamente 40 habitaciones por planta. A un extremo una salita con tele en la que nunca hay nadie, y al otro una cocina cochambrosa llena de comida rarísima a medio cocinar (de esa de documental de “mira lo que me voy a comer, y muérete del asco”).
Pero lo peor no es el continente (la residencia, me refiero, no Oceanía), sino el contenido. Hay una gente muy rara. No, más que rara, muy rancia. Me he cruzado con un par de asiáticas en el baño, con las que no he sido capaz de hablar más de 2 minutos (no por barreras idiomáticas, sino porque son más sosas que una patata); un neozelandés por un pasillo que lo único que me dijo es que tenía gastroenteritis por un pollo en mal estado (así, sin previa introducción ni nada); un tipo de Ghana que está aquí con una beca de no sé qué (no he sido capaz de entenderlo, y a la tercera vez que le he preguntado he desistido) y que echa de menos a su familia; y ya. No me he cruzado con nadie más.
Aunque visto lo visto, casi mejor no cruzarme con nadie más, y quitarme de la cabeza lo de las fiestas salvajes.
(Nota: Paul, tú sabes perfectamente que no quiero neozelandeses buenorros sin camiseta… aunque lo de los ríos de cerveza….. jejejeje).
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yayaya, no quieres surferos neozelandeses que va... jajaja
ResponderEliminarMe parto con tu residencia!! pero eso es lo típico que la primera impresión es horrible y el último día te moriras de pena por separarte de las asiaticas y del de la gastroenteritis, que cuando se recupere resultará ser un juergas. Y el niño del triciclo una monada, ya veras... juaas
Muuuaaakk
¿Y aquella zona de picnic tan mona que aparecía en el photo gallery?
ResponderEliminarTen cuidado con el pollo, por si acaso.
Y no te preocupes por el niño del triciclo... es peor si aparecen dos gemelitas rubias en camisón.
jajajajaja... qué graciosas, se nota que no tenéis que convivir con el terror! Pero gracias, mami, ahora sí que me da miedo salir al pasillo por la noche.
ResponderEliminarah, y la bonita zona de picnic está en obras (como aquí está todo el mundo de vacaciones solo quedan los raritos... y yo, claro, que no me incluyo)
jajaja, lo mejor la preguntita del neozelandés... se ve que allí tienen una versión un poco rara del ¿estudias o trabajas?
ResponderEliminarEs la primera vez que escribo en un blog, y no sé si slo estoy haciendo bien!
ResponderEliminarLo de estar cabeza abajo debe de ser un poco incómodo, aunque resulta muy util para hacel el anuncio de Marilyn Monroe con las faldas al viento. Imagino que allí todas las niñas llevrán pantalones No?
Por lo que descibes de la residencia, debe de ser similar a la que tuvimos en Tours cuando Ramón se puso enfermo. Era una residencia de estudiantes de enfermería que parecía más una casa de ejercicios espirituales del siglo pasado. Las Alario tuvieron tanto miedo que decidieron dormir todas juntas en una habitación, por si aparecía Anthony Hopkins con el cuchillo detrás de la cortina de la ducha.
Se vé que los del mundo sanitario sois muy sufridos y nos os gusta nada el lujo!!
Una pregunta ¿Los murciélagos de Nueva Zelanda también duermen cabeza abajo, o allí lo hacen al revés?
Besos
Ja, ja, ja.. ¡Ánimo, Cris!
ResponderEliminarSeguro que lo ves así por el cambio de hora, el jet-lag, y la falta de sueño!!!
Besos. Almudena.
Hola Cris, muchos besos y ánimo!!
ResponderEliminarMe solidarizo contigo en esto de la residencia raruna...me recuerda tanto a la de Finlandia!pero bueno el clima será fantástico allí no?
Por otro lado, seguro que tu llegada ya está transformando el lugar...y pronto acudirán en peregrinación hedonista los más fiesteros de la isla. Ya verás, la vida loca jaja!
Seguiré tus andanzas entre plano y plano,y por cierto me corroe la envidia!!
Jajajaja, gracias por vuestros ánimos (la verdad es que me lo estoy pasando genial)... pero sobre la residencia solo decir que ayer me crucé a una chica rubita en el baño y no me dijo ni "kia ora" (hola en maorí... me estoy volviendo muy internacional)...
ResponderEliminary marta, NO somos muy sufriditos... es que no podemos pagarnos algo mejor!!
besos cabeza abajo y con las faldas al viento