viernes, 29 de agosto de 2008

Una enseñanza para la vida



Ahora que estoy terminando el doctorado, me vienen a la cabeza un montón de cosas que no tienen nada que ver ni con la medicina, ni con mi “investigación” (si es que se puede llamar así) ni con nada útil. Pero entre todas las idioteces que me dedico a pensar, de pronto, me ha venido un recuerdo que es tan importante que creo que debería compartirlo con vosotros. Vaya, una enseñanza vital que todos deberíamos aprender en algún momento de la vida. ¡Que sea hoy!

Puede que para algunos sea obvio, pero por si acaso…: LAS DROGAS SON MALAS. Y cuando digo “malas”, me refiero a “muy malas”. Y cuando digo “drogas”, no hablo de las drogas aceptadas por todos nosotros (café, tabaco, alcohol, orfidal, trinaranjus, amor –algún día hablaré de lo malo, MALO digo, que es el amor… del trinaranjus mejor no decir nada, ¿cómo pueden pretender que sea “natural” algo que sabe así? En fin…). Pues eso, las drogas, las duras y las blanditas. Hoy hablo de las no tan duras, en concreto de los porros. Los PORROS, esa “droga puente”, que diría mi abuela (“si es que se empieza dándole una calada a un porro y acabas enganchado a la heroína, ten cuidado”). Y no voy a hablar de la posibilidad de que se empiece con la marihuana y se acabe debajo de un puente con una aguja en el brazo, ni de la apatía, ni de los ojos rojos… no, no, no, voy a hablar de algo muchísimo peor: el HAMBRE que producen.

Os reiréis, seguro, pero ahí va, un caso real como la vida misma.

El otro día, mi amigo X (vuelvo a recalcar lo de mi discreción, y no digo el nombre para no hundir su vida social y amorosa), con un par de cervezas de por medio confesó algo que me puso los pelos de punta. La conversación fue más o menos como sigue:

- Sabes, hace que no fumo un montón.
- Ahá…. –mi amigo en cuestión estaba encendiéndose un cigarro tras otro- ya veo.
- No, digo fumar porros.
- Ah… -esto seguirá hacia algún sitio, digo yo.
- Tía, si es que tuve que dejarlo, me estaba convirtiendo en una persona horrible.
- ¿Y eso? ¿Dejaste de hacer cosas? ¿Discutías? ¿Te pasabas el día tirado en el sofá viendo El Diario de Patricia?
- Puff, pues también, pero lo dejé porque se me fue de las manos. Me daban un hambre atroz…
- ¿Y engordaste?
- No, estaba más flaco que nunca, pero un día tuve una visión, y lo dejé.
- ¿Y qué viste?
- Llegaba a casa, me había fumado un porrito con mis colegas, y entré con un hambre horrible. Lo único que había en la nevera era un bote de mayonesa, vete tú a saber de cuándo (ey, pero no olía mal, ni tenía moho, ni nada por el estilo). El caso es que tenía una pinta estupenda. Así que cogí una cuchara (de las soperas, no de las de postre), agarré el bote, y empecé, cucharada tras cucharada.
- ¿Cómo? Agggg….
- Sí, y entonces me vi, en medio de la cocina, agarrado al bote de mayonesa como si fuera caviar, y me di cuenta de que eso ya no era normal. Lo del kilo de donetes tenía un pase, lo de meter el dedo en el bote de nocilla, todavía, pero la mayonesa…
- Te entiendo, yo habría hecho lo mismo.
- Desde entonces no he vuelto a fumar porros… y la mayonesa no puedo verla ni en pintura.

Es una historia verídica, real como la vida misma. Ahí queda, para que la próxima vez que uno de esos amigos hippies que tenéis os pase un porro sepáis decir que no… y si no, ateneos a las consecuencias, allá vosotros…

4 comentarios:

  1. Tía, voy a hacerte una corrección, si se me permite; el poro no da hambre, más bien intensifica el gusto. Degustar postporro es captar la idea Platónica del sabor, en este caso, la de la mayonesa. Puedes creerte las publicidades televisivas, ¡joder!, y comprarte una bayonesa de buena marca, la bayonesa más maja del planeta, pero, y perdón por la rima, con un porrito, cualquier bayonesa es adictiva. Esto se traslada a todo, y Bob Marley no murió de lo que dicen, murió de cirrosis por adicción al Vinagre postporro, pero fue feliz.
    Saludos guapa.

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja.... ya veo que se encuentra entre nosotros un experto en el hambre-post-porril...en fin, creo que prefiero no saber nada.

    Además, luego la gente piensa que soy yo la que tiene adicciones, lo que es falso por completo, y todo por preservar la identidad de mi querido amigo X.

    En cualquier caso, gracias por tu aportación, amigo Vinagreta (de Madrid, supongo)

    ResponderEliminar
  3. que pasa Guapisimaaaaa!!!!

    Joder anda que el otro día bajaste a la parte de abajo del garito este para verme...............anda que me tienes contento, entre este feo y encima tu relación con el cura..........ya no se que hacer!!!!!

    Besos!!!!

    La feli 4ever

    ResponderEliminar
  4. Ups... es verdad, soy una descastada... lo digo por lo de no bajar el otro día, lo mío con el cura es sagrado (lo que pasa es que todos tenéis envidia...).

    Un beso!!

    ResponderEliminar

Tragos