martes, 21 de septiembre de 2010

Estan muy locos...


Los japoneses estan locos. Muy locos. De hecho, estan tan locos que me he tenido que ir de Tokyo para no volverme loca yo tambien.

Tokyo es el futuro. Mejor dicho, Tokyo es como pensabamos que iba a ser el futuro en los anios 80, lleno de luces de neon, con pantallas gigantes y altavoces con musica atronadora en cada calle. Miles de trenes a miles de destinos, y cientos de vagones de metro, con gente amontonada y aun mas anuncios. Asi es Tokyo, un futuro como del pasado. Sacado de un comic.

Pero es un futuro de mentira. Incluso en el centro de la ciudad es imposible encontrar un cafe con internet, los anuncios son de brote psicotico y tanto el metro como el tren son tan antiguos que rechinan en cada estacion.

Estan obsesionados con reciclar, con que no haya papeleras en ninguna esquina, con que solo se pueda fumar en determinados puntos en la calle... pero luego gastan electricidad como si no hubiera maniana, no reciclan plastico (y todo, TODO, tiene mil envolturas), y en los restaurantes se fuma mas que en Madrid (increible, pero cierto).

Estan obsesionados con las compras. Lo unico que se puede hacer en Tokyo es comprar, comprar y comprar. La gente anda por la calle como hormiguitas cargadas de bolsas. Compran refrescos (no hay papeleras, pero en cada esquina hay una maquina gigante con todo tipo de bebidas absurdas), compran comics (tiendas y tiendas de manga y anime), compran monigotes de plastico, compran ropa, y ropa y ropa... y mas ropa todavia.... Compran paraguas de colores, paraguas transparentes (esos son bastante chulos), paraguas gigantescos y pequenitos. Compran comida a todas horas, helados, dulces, bolitas de cosas que casi siempre saben a pescado... Compran gafas de sol de colores, y gafas sin cristales (si, sin cristales) para ser los gafapasta mas modernos de Shibuya. Compran extensiones de pelo, unias postizas, pestanias de pega. Peluches para ponerse por encima de la ropa.

Y cuando parece que ya no pueden comprar nada mas... siguen comprando.

En el centro el metro cierra a las doce de la noche. Hay tiendas que estan abiertas 24 horas. Tienen tiendas que parecen microscopicas de las que salen escaleras que llegan hasta a 7 pisos de altura. Y edificios en los que se puede comprar desde bolsos de Gucci hasta vibradores (con puerto USB, sigo sin entender para que...), desde cuchillos de porcelana hasta motosierras, desde palillos hasta dentaduras postizas.


Los japoneses estan muy locos. Ni el tato habla ingles aqui. Ni Perri entiende un mapa. Compiten entre ellos para ser el mas moderno, el mas cool, es mas super guay de la ciudad... ya te digo, estan muy locos.


Por eso me he pasado hoy el dia entre templo y templo, y que quieres que te diga, me ha venido de perlas.


Eso si, maniana me vuelvo a la locura de Tokyo, y como me de el pronto, me visto de Geisha y me paseo por Ginza como si viviera en el anio 2046.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Japonesidos... japonesidas

Los japones son de otro pais, de otro continente... y sobre todo, de otro universo.

Las japonesas parecen munequitas. Te cruzas por la calle con miles de mujeres ideales, con piel perfecta, altas, tipazo, piernas larguisimas.... Hasta que te fijas de verdad y te das cuenta de la realidad. Las japonesas SON munequitas. Es imposible saber como es su piel debajo de las dos toneladas de maquillaje que se ponen antes de salir de casa, antes de subir en el tren, mientras viajan en el metro (porque aunque parezca mentira, mientras viajan en vagones abarrotados, consiguen sacar unos "espejitos" de bolso, que ocupan mas que el espejo de mi cuarto de bano, y se retocan y retocan y retocan).

Los ojos sacados de un manga son igual de falsos que sus pieles: todas (TODAS) llevan pestanas postizas, en las que se ponen rimmel, para que parezcan mas grandes todavia. Parecen cachorritos recien abandonados. Da ganas de abrazarlas y llevartelas a casa. Ademas, si eso se junta con que muchas llevan lentillas de colores, el impacto es total. TOTAL.

El pelo, maravilloso. Pero falso. Sip, pelucas, extensiones, etc, etc, etc. Y el tinte anaranjado que llevan cuando quieren ser rubias... precioso.


Pero gracias a dios no lo dejan todo en el maquillaje y las pelucas. Cuando abren el armario intentan coger todo lo que pueden, y se lo ponen en capas. Capas y capas de volantes, arrebuyados, pins, chapas, cosas que cuelgan, cosas que suben, cosas que atraviesan... peluches colgando del bolso, peluches saliendo de las botas.... Parece que en su cuerpo es SIEMPRE navidad. A mi me entran ganas de cantar villancicos.


Pero las pobres andan como garzas, subidas a unos tacones infinitos, y como fuerzan en andar con los pies hacia dentro, parece que se van a desplomar en cualquier momento.


Me contaba una amiga (Ainhoa), que la gracia es que parezcan crias todo el rato. Crias perfectas con ojos enormes. Tanto es asi, que una amiga suya se caso, y durante los dos primeros anos de matrimonio se levantaba a media noche para maquillarse, pintarse, ponerse los aperos de belleza, etc, etc. Una noche su marido se desperto, y preocupado por su tardanza fue a buscarla al bano.

"Querida, estas bien?"

"Si, solo estaba arreglandome un poco para que no me veas con cara de dormida"

Y el tan contento, se volvio a la cama.


En cuanto vuelva a Spain, me convierto en una Nancy.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Japonizandome....





Lo que para algunos puede ser un "madre mia, menudo desastre de viaje", yo he decidido convertirlo en un "tio, soy una aventurera que te cagas". Obvio, no se puede empezar un viaje con la moral baja.


Sali el miercoles de Madrid, despues de unas horitas de guardia (si, veinticuatro interminables horas de horror), y de un momento de caos en el momento de hacer la maleta (que se yo, perdi la nocion del tiempo y de pronto me vi con montones de ropa tirados por todas partes, y sin tener ni idea del clima en Japon). Pero bueno, superado ese primer bache, y las distancias kilometricas para llegar a mi avion (Terminal 4, Barajas, Madrid... muy bonito, eso si; muy poco practico, eso tambien), me senti como si el viaje empezara de verdad.


La sensacion de alegria desaparecio aproximadamente 8 horas despues, cuando me di cuenta de que mi vuelo Dubai-Tokyo era el unico retrasado entre los cientos de vuelos que hacen escala en los Emiratos. Las 6 horas que pase en el aeropuerto ese del infierno, entre las 12 de la noche y las 6 de la madrugada, han sido, probablemente, las mas desesperantes que he tenido en los ultimos milenios. Solo tengo un comentario que hacer: el aeropuerto de Dubai huele mal.


Por fin al avion otra vez. Creo que eran 10 horas de vuelo. Digo creo porque me dormi nada mas abrocharme el cinturon de seguridad, y cuando me desperte ya estabamos sobrevolando Tokyo. Yo creo que dormi tan bien porque tengo la conciencia tranquila. Bueno, y porque me tome un orfidal nada mas despegar.


El caso es que aterrizo en Japon, de noche, y con la tranquilidad de tener un sitio donde pasar la noche (el dia de antes habia reservado dos noches en un hostal en Asakusa, en un acto de organizacion sin precedentes). Ya que lo estaba haciendo todo tan bien, decidi llamar para avisar de que llegaba un poco tarde (gracias a Air Emirates).

La conversacion fue mas o menos asi (la traduzco, para los que no entendais japones):

- Mushi, Mushi...

- Hola, que tal? Tengo una reserva hecha en este hostal, pero llegare un poco mas tarde, porque mi vuelo ha llegado con retraso.

- Muy bien. Podria decirme su apellido?

- Gavilan.

- Perfecto, Sra Gavilan. Gracias por avisar con tanta antelacion, pero la reserva la tiene para dentro de un mes, el 16 y 17 de Octubre.

- ......

- Sra Gavilan?

- Ah, muchas gracias. No tendran sitio para hoy, verdad?

- No, Sra Gavilan.

- Bueno, pues... nada... casi que me cancelen la reserva de Octubre.

- Sayonara

- Arigato (sniff, sniff). Sayonara.


Total, que me encuentro a las 11 de la noche (que es tardisimo aqui), medio lloviendo y sin hotel. (Si, sniff, sniff).

En ese momento decidi que lo mejor era venir al centro, y dejar que mi instinto me guiase hasta una madriguera (confiaba en encontrar un hotel, no un agujero cubierto con periodicos viejos).

En el tren conoci a una senora muy maja, japonesa, que venia de HongKong de hacer submarinismo, y me explico como llegar al Asakusa (porque anda que no es complicado orientarse en el tren, sobre todo entre el jet lag y las lagrimas).

Por supuesto, en Asakusa los albergues estaban todos llenos. Por lo menos se veia bastante gente durmiendo en la calle. "Genial", pense, "asi por lo menos no duermo sola". Sniff, sniff....


Y entonces, mi super instinto me guio hacia unos neones verdes. Podria haber sido un burdel, pero no, mejor todavia: un hotel de capsulas!!! Y no de capsulas de las que toman los adolescentes en las discotecas, no, capsulas para dormir. Es un concepto mezcla de futurista y campo de concentracion. En mi piso hay un cuarto de bano con taquillas, y luego un pasillo largo con nichos a los lados que hacen de camas. Porque no nos enganemos, son igualitos a nichos. Con tele y aire acondicionado, pero nichos. Y todo super blanco, super limpio, super ordenado...

A la entrada del hotel te dan unas zapatillitas verdes, que lleva todo el mundo. Pero lo mejor es que tambien te dan un pijama\kimono azul clarito... asi que cuando te cruzas con alguien tienes la sensacion maravillosa de pertenecer a una secta.

Y el colmo de las maravillas es la zona de duchas. Esta en el ultimo piso, con vistas al rio (que es un poco mugriento, pero es un rio, por lo menos). Hay una habitacion grande, con duchas pequenitas y taburetitos, para ducharse. Por supuesto hay todo tipo de jabon, champu, acondicionador... Y enfrente hay una banera enorme (enorme como una piscina), con agua transparente y limpisima, caliente pero sin llegar a quemar. Impresionante.


Asi que ayer, despues de tomarme unas copitas de sake en un bar muy japo que hay enfrente del hotel (tan japo que parece casi de mentira), me di un bano en la pileta maravillosa, me puse mi kimono y me meti en mi capsula.


Se puede pedir un principio de viaje mejor??